Limitar o no la libertad
El pasado 7 de enero del 2015,
los editores de la revista “Charlie Hebdo” fueron víctimas de un atentado
terrorista por parte de un grupo de musulmanes extremistas, en donde
lamentablemente fallecieron 12 personas, debido a que en 2005 y nuevamente en
2014, la revista publicó una serie de caricaturas satíricas utilizando la
imagen del profeta Mahoma, acción que resultó insultante para muchos
practicantes de esta religión. A partir del ataque caricaturistas y reporteros
se solidarizaron con las víctimas bajo el lema “Je suis Charlie”, que se
extendió por todo el mundo y fue tomado como una insignia de protesta para
defender la libertad de expresión. Sin embargo “Je suis Charlie” se volvió un
tema de polémica, pues a pesar de que nadie bajo ninguna circunstancia tiene el
derecho ni la libertad de matar a nadie, hay quienes argumentan que las
imágenes publicadas por Charlie Hebdo resultan agresivas y que la libertad de
expresión también debe tener una escala de valores.
“¿En una sociedad democrática deben existir otros límites a la libertad de
expresión que aquellos vinculados con la dignidad y la privacidad de las
personas (esto es: de individuos concretos, no de ideas o representaciones
abstractas) y con la obligación de no cometer otros delitos?”.
Resulta muy complicado contestar a esta
pregunta puesto que es evidente que al limitar la libertad de expresión, esta
pierde en sí su carácter de “libertad”, y es justo una sociedad democrática la
que debe dejar que sus ciudadanos se sientan “libres” de expresar sus ideas sin
tener que sufrir ningún tipo de castigo por hacerlo, pero también debe considerarse
que en cualquier sociedad deben existir normas que promuevan una convivencia
pacífica y cómoda para todos.
El argumento de los que defienden la
postura de “Je suis Charlie” en su máxima expresión es justamente que sería
sumamente complicado definir los parámetros que delimitarían hasta dónde puede
llegar o no la libertad de expresión. Sería imposible que la forma en que
piensa un individuo no resultará nunca
irrespetuosa para otro, los seres humanos gozamos de una pluralidad ilimitada, incluso
en un grupo con características compartidas, y es entonces que se debe ser
tolerante con las ideas de los demás.
La contraparte “Yo no soy Charlie” de
aquellos que se solidarizan con la muerte de los editores de la revista, pero
que consideran que ya sea de manera escrita o simplemente como una norma de
convivencia cotidiana, deberían existir límites en lo que se publica, tomando
en cuenta cómo podrían reaccionar aquellos a quienes se está “atacando” por
llamarlo de alguna manera; condenan el radicalismo de Charlie Hebdo. El
columnista David Brooks de la revista New
York Times escribe: “Fortunately, social manners are more malleable and
supple than laws and codes. Most societies have successfully maintained
standards of civility and respect while keeping open avenues for those who are
funny, uncivil and offensive.” El autor argumenta que como en todo, debe existir
una moral en lo que se expresa, que no significa limitar explícitamente la
libertad de expresión, si no que el autor, usando su propio criterio, sea capaz
de diferenciar entre lo “liberal” y lo “agresivo”.
Es difícil definir
conceptos tan abstractos como “respeto” y “tolerancia”, para muchos
(incluyéndome) la representación que hizo Charlie del profeta Mahoma resulta irrespetuosa
e incluso agresiva, y es cierto que limitar la libertad de expresión sería una
medida que caería en la represión, todos deben tener el derecho de decir lo que
piensan, lo que les parece y no les parece, pues es una característica
inherente del ser humano y que nadie tiene facultad para segregar. Aun así
considero que existe una clara diferencia entre decir lo que piensas y agredir,
quizá es la manera en que lo dices o incluso la intención, decir lo que piensas
y expresarlo públicamente no daña a nadie, sin embargo, si se tiene la
pretensión inicial de herir o hacer que otro se moleste, deja de ser un derecho
y se vuelve una manifestación de intolerancia, que lejos de promover la
pluralidad, la convivencia y la paz, promueve la violencia.
REFERENCIAS:
Brooks, D. (2015, 01 08). I am not
Charlie Hebdo. New York Times. Retrieved from
http://www.nytimes.com/2015/01/09/opinion/david-brooks-i-am-not-charlie-hebdo.html
Volpi, J. (2015, 01 17). La
libertad y el humor. Reforma. Retrieved from http://www.reforma.com/aplicacioneslibre/editoriales/editorial.aspx?id=54273&md5=9ad11d25cf813595fe83aba82759d85a&ta=0dfdbac11765226904c16cb9ad1b2efe
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