EL
BIEN MORIR COMO PARTE DEL BIEN VIVIR
Por : Carmina
J.Quiroga
La palabra eutanasia proviene
del griego eu que quiere decir bien y
thanatos que quiere decir muerte. Por
lo tanto podríamos concluir que la eutanasia es el bien morir. Así lo define la
Real Academia de Lengua Española. Algunos doctores y especialistas lo definen,
en resumen, como el acto compasivo de acabar con el sufrimiento de un enfermo
al auxiliar su muerte. En la mayoría de los países la práctica de la eutanasia
está prohibida por la ley y es considerada homicidio. Los únicos cinco países
que la permiten (bajo ciertas regulaciones y lineamientos, en algunos casos no
la eutanasia sino el suicidio asistido) son: Holanda, que fue el primer país en
legalizarla, Suiza, Bélgica, Luxemburgo, y algunos estados de Estados Unidos. La
moralidad de esta práctica es un tema muy polémico. La disyuntiva está en si el
sujeto puede o no disponer de su propia vida, y en caso de que pudiera, que
grado de culpabilidad quedaría en aquel que le auxiliara a quitarse la vida.
Para poder establecer argumentos a favor o
en contra primero se debe conocer un poco acerca de los tipos de eutanasia, ya
que, dependiendo de las circunstancias, la eutanasia podría o no ser ética. La
práctica eutanásica se divide de dos maneras: directa (que puede ser pasiva o
activa) o indirecta y voluntaria o no voluntaria. La directa es cuando se tiene
la intención de provocar la muerte, de manera activa (suministrando alguna
sustancia mortal) o pasiva (suspendiendo un tratamiento que permite mantener la
vida del enfermo). La eutanasia voluntaria es cuando el enfermo decide que su
condición es lamentable y decide morir, y la no voluntaria es cuando el enfermo
no tiene capacidad física o mental para decidir si quiere aplicar la eutanasia
y alguien más lo decide.
Hay otros procesos que se derivan de la eutanasia,
que no son propiamente eutanásicos, pero son importantes para conocer bien el
tema. El primero es el suicidio asistido,
que es cuando el enfermo termina con su vida, pero alguien le proporciona los
medios para hacerlo. Después la ortanasia
que es la decisión de un enfermo de no seguir aplicando tratamientos que no
tengan un 100% de efectividad , en cambio terminar su vida de manera natural
haciendo uso de cuidado paliativos (que son aquellos con el único objetivo de
aliviar el dolor), para hacerlo de manera digna y poco dolorosa. Y por último
la distanasia, que es la
prolongación innecesaria de la vida de un enfermo que posee una enfermedad
incurable, proceso que solo le provoca sufrimiento.
En México, está permitida en el Distrito
Federal la práctica ortanásica. Bajo el amparo de la Ley de Voluntad
Anticipada, al enfermo se le concede la posibilidad de suspender tratamientos
médicos que no garanticen la cura de su enfermedad y limitarse únicamente a los
cuidados paliativos. Este es un documento que se otorga únicamente a personas
en estado terminal, que tengan pleno manejo de sus facultades físicas y
mentales, siempre y cuando lo autorice el médico que lo ha tratado durante un
periodo considerable, un notario y un familiar firme. No se puede otorgar a
menores de dieciocho años, enfermos mentales, extranjeros o personas sin
tutela.
Ahora, acerca de la moralidad de la
eutanasia. En la Declaración Universal de Derechos Humanos, así como en las
garantías individuales establecidas en la Constitución, se establece que todo ser
humano, simplemente por su calidad de humano tiene derecho a una vida digna, y
por otra parte derecho a ejercer su libertad siempre y cuando no afecte a
terceros ni vaya en contra de la ley. La discusión es ¿Qué es más importante,
el derecho a la vida y la obligación del gobierno de otorgarla, o el derecho a
ejercer una libertad plena? Se ha establecido que la vida viene por encima de
la libertad del ser humano, es decir, una persona no tiene el derecho de quitar
libremente la vida de otra. Sin embargo cuando se está hablando de la vida del
mismo sujeto, este está en su derecho de ejercer una libertad plena, y si así
lo desea, quitar su vida. En ningún país está penado el suicidio, sería
imposible reprimir a un muerto.
También habrá que discutir un poco acerca
de “vida digna”. La ley establece que una vida digna consta de tener que comer,
que tomar, que vestir y dónde vivir. Pero ¿No tiene derecho una persona de
juzgar si su vida es o no digna de vivirse? En muchas ocasiones, y debido a la
prohibición de la eutanasia, el costo-beneficio de los pacientes en estado
terminal es desproporcional y se cae en la distanasia. ¿Por qué alguien tendría
que someterse a tratos médicos que alarguen su vida pero desgasten y reduzcan
la calidad de sus últimos días? El gobierno, al prohibir la opción de la
eutanasia, está limitando las condiciones de vida de un enfermo, este no tiene
opción, y por tanto limita su derecho a decidir cómo es que quiere vivir sus
últimos días ¿Por qué al estado le correspondería esa decisión?
No me declaro a favor de la eutanasia,
puesto que pienso que la vida es un regalo y que hay agradecer cada día que se
nos sea regalado sin importar las condiciones. Yo pienso que se debe luchar por
vivir hasta el fin. Sin embargo, esta es una postura muy personal, habrá
quienes compartan este pensamiento y no se vean afectados por la prohibición de
la eutanasia, aunque a decir verdad, nadie sabe cómo reaccionaría si se
encontrara en un estado terminal. Yo podría encontrarme en una situación tan
lamentable que cambiara de opinión y quisiera terminar mi vida voluntariamente.
Por esto, considero que no corresponde al estado decidir si la práctica eutanásica
es buena o mala. Nadie puede decidirlo, porque no es buena ni mala. Cada quien
decide si le conviene o no. Por lo tanto, la moralidad, en este caso, corresponde
únicamente al enfermo, ya que él está decidiendo por su propia vida y no está
afectando la de otros. Concluyo, entonces que, a pesar de estar en contra de la
eutanasia, estoy a favor de que se legalice.
TAMBIÉN VER:
https://adrianaislas.wordpress.com/2015/05/09/eutanasia-poradriana-islas/
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https://adrianaislas.wordpress.com/2015/05/09/eutanasia-poradriana-islas/